lunes, 16 de marzo de 2009

Te doy mis ojos

Te doy mi cabello, que sin cesar recorre cada poro de tu cuerpo
Te doy mis oídos, que de tus susurros quedaron seducidos
Te doy mi nariz, que juguetea con la tuya cuando me haces feliz
Te doy mis labios, cuando sellan los tuyos sin descanso
Te doy mi voz, que grita tu nombre con pasión
Te doy mi cuello, que se deshace cuando lo acaricia tu aliento
Te doy mis manos, aquellas que con las tuyas se entrelazaron
Te doy mi pecho, fruto del placer, del pecado y del deseo
Te doy mis ojos, que te apuñalan y te delatan cuánto te adoro
Te doy mi corazón, negro músculo exprimido por el dolor

Surgen los proyectos

Miradas que por fin se han encontrado, pero esta vez con más ganas que nunca. De telón las estrellas y la luna que en otros días nos acompañaron. De plan, una obra de teatro. Manos que se aprietan fuertemente comprobando, que el sentimiento no se ha perdido, que el rencor y los miedos se han diluido. Los actores hablan de muñecas de trapo pero aquí no caben, aquí hay coronas, porque zurcieron los agujeros con sus propias manos.
Enhorabuena a la directora, una amiga, y tapitas en Sdad. de Plateros. Ahora tocan las carcajadas, las palabras de ánimo y los consejos. Se hace una excepción y se habla de recuerdos, aquellos que se van a borrar pero que se deben retomar para a estos decirles hoy adiós y un aprendizaje sencillo sacar. Se desvelan los secretos que se escondieron tras los besos y se toma conciencia de los entresijos de los sentimientos.
La velocidad del coche permite que el aire acaricie el cabello, vuelven las carcajadas, gritan canciones al viento, recuerdan momentos vividos sin aliento, surgen los proyectos. Se llenan los pulmones de aire, vibran los corazones resucitados, saborean cada segundo del presente y de los que vendrán. Se llenan completamente de vida. Una petición nada más: No dejes el tiempo pasar, no lo descuides, que el corazón se aburre y todo lo olvida.

jueves, 5 de marzo de 2009

Decálogo para formar un delincuente

1. Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
2. No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
3. Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.
4. No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
5. Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.
7. Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
8. Déle todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.
9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.

Emilio Calatayud,
Juez de Menores de Granada.

lunes, 2 de marzo de 2009

Cobardes

Ambientación nana BSO "Laberinto del fauno"
El niño apaga la luz y se introduce en su cama. Un sentimiento de lástima inunda su interior. Impotencia, miedo, asco, pena de sí mismo. ¿Hay algo más miserable? Toca su pierna, aún le escuece la herida; palpa su espalda, aún le duele. “Menos mal que hoy no ha sido en la cara y no he tenido que mentir a mamá”. Siempre ha pensado en pedirle ayuda pero no, sería un chivato y un miedica que necesita ayuda de su mamaíta. Si le ve los moratones se limitará a decirle que se cayó con la bicicleta y mamá le creerá porque ella siempre asegura que es un chico algo especial pero confía fuertemente en él y cree que su hijo acudiría a sus brazos con los ojos llenos de lágrimas si algo ocurriese, como cuando su hermana le quitaba los juguetes. Pero ya no era así, él había crecido y no quería llenar de problemas a mamá; debía aparentar ser un niño fuerte, aunque no era así cuando rodaba de mano en mano de sus dragones. ¿Dragones? Recuerda un cuento que papá le contó hace mucho, en el que el valiente caballero acababa con todos ellos y era nombrado el Gran Valeroso… Valentía… Arropa su cabeza, disfruta de la calidez de las sábanas, se siente a gusto, está protegido…
…Se queda dormido visualizando cómo acabaría con los dragones…
Metros allá, una persona se arropa hasta la cabeza para encontrar serenidad, ha estado llorando. Se siente culpable, sin haber hecho nada.
Eso es, nada.
No puede quitar la imagen de la cabeza. Ni los gritos. Esa persona se había especializado a través de cursos y creía estar concienciada con este tema. Pero nunca se había encontrado cara a cara con la situación sin ser la autoridad que podía deshacer el problema. Ahora la situación era diferente, estaba a metros desde su ventana. ¿Ahuyentar a los dragones? No escucharían y, en tal caso, no serviría de nada. ¿Ir en su ayuda? No podía, era una propiedad privada. ¿Llamar a los caballeros? No, considerarían que era cosa de chiquillos. Pero esta persona se rodeaba de niños y vivía como un niño…y estaba sintiendo lo que él. Y no le servía nada de esto como excusa. No quería ponerse una venda y olvidar, como hacen los demás.
Anoche el niño y esa persona cobarde estaban conectados.
El niño duerme sin saber que había alguien mirando y pudo ayudarle.
La persona cobarde duerme teniendo pesadillas sin poder salvarse.

domingo, 1 de marzo de 2009

Susurro

Sueño ser siempre el susurro del silencio... que rompe con el ruido que encierra el recuerdo.

28 de febrero

Te invito a entrar en mi viejo cortijo. Después de tomar un fino en estas sillas de enea pasearemos a caballo hasta llegar a la mar, esa inmensa playa de donde surcaron tres calaveras, donde mis gitanillos cantan tanguillos y de la que tengo grandes recuerdos de niñez.
Vente!que pasitos más allá, ahora suenan las coplillas que a mi corazón han hecho vibrar y donde febrero a febrero lloro por culpa del carnaval. Oyes las olas del mar? Aquí me quedaría como una menda lerenda hasta trasnochar pero quiero enseñarte más allá; donde un anciano ante la barquilla está, asando unos espetos que te invito a probar. Ummm doremos nuestra piel y empecemos a descansar, que después refrescaremos nuestros cuerpos desnudos con la mar.
Despierta de la siesta!que algo te quiero enseñar, es mi secreto, mi lugar especial. Mis salones con ataurique, con capiteles de avispero, maravilla singular. Aquí están mis raíces, ojos negos disnastía omeya, donde los ritmos árabes me invitan a bailar la danza del vientre hasta llegar a gozar. Me enamoré de estos rincones cuando con quince añitos pisé este lugar. Mira el Sacromonte, allí está! el Palacio allá! y la nieve con el mar... una estampa sin igual. Allí está enterrado un hombre especial, que desde neonata su santidad me protege más y más. Ay! y ahí una villa, que poca gente conocerá pero que nunca podré olvidar y cada verano en sus aguas me intento bañar.
Vamos a caminar, pasearemos entre invernaderos hasta este lugar, desconocido, en el que te pueda besar. Un desierto hay más allá en el que todo mi cortijo se convertirá y donde mis "bodas de sangre" se celebrarán. Sigue caminando, no te quedes atrás, que por olivares paseamos, aquí tus poemas me puedes recitar. En esa casita mi hermana está, donde yo me refugio cuando mi vida quiere explotar.
Atardeciendo está ya, vamos al lugar en el que nací, que te quiero enamorar. Sobran las palabras. Agudiza tus sentidos y déjate llevar. Rema con fuerza, que entre juncos quiero pintar... tu piel morena, cordobés mío,con mis dedos bastará. Por esta calleja! Ventanas con gitanillas y paredes encalas'! Bailemos en este patio unas sevillanas, que entre flores yo te voy embrujar. Aquí mis caballerizas, ahí mi alcázar real. De compañía solo a los peces, escucha el agua, algo te quiere susurrar. Sigamos al del costal! En este patio de naranjos huele a incienso y azahar; sea tu dios el que sea aquí puedes rezar. Él pasa majestuoso, con humildad, al Compás de la laguna; Ella con Rocío y Campanilleros...escucha su varal! Colócame el mantón de manila que el frío empieza a arreciar. A esta cuesta miles de personas vienen a visitar. Ahí trabaja mi mare' con el oro, puntá a puntá.
Ya es madruga', vámonos a un último lugar en el que a esta hora no podemos faltar.Con el giraldillo y la luna de fondo... ay!la madruga'. Ahí mi torre, de oro, la gran plaza por allá! Bríndame ese toro, moreno, que un clavel te voy a tirar.
Volvamos pronto a mi casa, que hay un rinconcito donde contigo me quiero quedar, donde cada martes santo... ay!no lo puedo explicar. Auxíliame!Aprieta mi mano, que a tu vera quiero estar cuando en mi Prendimiento muera sin Piedad!