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miércoles, 16 de marzo de 2011
Miércoles 09.03.11
Una vez más la espada de la vida exige que me atreva a mezclar los colores de este cuadro; a retomar este rincón de palabras, a las que no sé dar forma si no es con un lienzo y pincel.
En la paleta aparecieron colores oscuros de la noche, ocres del color áridos de un paisaje de Antequera que perdurará en el recuerdo, grises del pasado, blancos de amistad y rojos del dolor.
Impregno el lienzo con una mancha blanca… resurge la diosa Amistad transformándose en sinceridad pura, que era necesaria e inevitablemente tenía que aparecer. Añado un poco de negro… aparece el cruel caballero que con su espada hiere por desvelar secretos pasados que debieron quedarse escondidos en las mazmorras, atados con grilletes. El pincel añade un bello trazo de color rojo… entra en escena el Amor, vestido de pureza y verdad, fiel a sus deseos desde el primer día en que fue alumbrado. Visto desde allá, parece adoptar la forma de la Pasión… la pincelada de ilusión que ningún otro pintor anterior supo dar en este lienzo. Viene ahora el ocre… la aridez de una tierra que parece infértil. Por último el gris, que todo lo oscurece… pero no quita su esplendor. Es un cuadro bello porque ha sido creado sin medir los trazos, sin sacrificar la cantidad de color, sin ponerle esa puta camisa al Dejarse Llevar. Quizás en vano, pero este cuadro debía salir a la luz tarde o temprano. Quizás en vano pero no resulta indiferente.
No tienes qué temer… realmente tus palabras nunca caerán en la ignorancia del silencio.
lunes, 16 de marzo de 2009
Te doy mis ojos
Te doy mis oídos, que de tus susurros quedaron seducidos
Te doy mi nariz, que juguetea con la tuya cuando me haces feliz
Te doy mis labios, cuando sellan los tuyos sin descanso
Te doy mi voz, que grita tu nombre con pasión
Te doy mi cuello, que se deshace cuando lo acaricia tu aliento
Te doy mis manos, aquellas que con las tuyas se entrelazaron
Te doy mi pecho, fruto del placer, del pecado y del deseo
Te doy mis ojos, que te apuñalan y te delatan cuánto te adoro
Te doy mi corazón, negro músculo exprimido por el dolor
Surgen los proyectos
jueves, 5 de marzo de 2009
Decálogo para formar un delincuente
2. No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
3. Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.
4. No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
5. Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.
7. Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
8. Déle todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.
9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.
Emilio Calatayud,
Juez de Menores de Granada.
lunes, 2 de marzo de 2009
Cobardes
…Se queda dormido visualizando cómo acabaría con los dragones…
Metros allá, una persona se arropa hasta la cabeza para encontrar serenidad, ha estado llorando. Se siente culpable, sin haber hecho nada.
Eso es, nada.
No puede quitar la imagen de la cabeza. Ni los gritos. Esa persona se había especializado a través de cursos y creía estar concienciada con este tema. Pero nunca se había encontrado cara a cara con la situación sin ser la autoridad que podía deshacer el problema. Ahora la situación era diferente, estaba a metros desde su ventana. ¿Ahuyentar a los dragones? No escucharían y, en tal caso, no serviría de nada. ¿Ir en su ayuda? No podía, era una propiedad privada. ¿Llamar a los caballeros? No, considerarían que era cosa de chiquillos. Pero esta persona se rodeaba de niños y vivía como un niño…y estaba sintiendo lo que él. Y no le servía nada de esto como excusa. No quería ponerse una venda y olvidar, como hacen los demás.
Anoche el niño y esa persona cobarde estaban conectados.
El niño duerme sin saber que había alguien mirando y pudo ayudarle.
La persona cobarde duerme teniendo pesadillas sin poder salvarse.